La alumna: es la gran protagonista.
El Colegio está planteado como el lugar idóneo para desarrollar en ella las siguientes características:
En el ser: Implicada activamente en su propia maduración, la alumna del Mater Salvatoris se distingue por su responsabilidad, tanto en lo relativo al propio aprendizaje como en la elaboración de un proyecto personal de vida. Este proyecto lo define la propia jerarquía de amores y valores, ordenada conforme al Evangelio de Jesucristo y a la defensa y dignidad de la persona humana. Por último, es un sello característico de las alumnas del Mater el amor a la Virgen “Mater Salvatoris”, a quien tienen como Madre y modelo de mujer.
En el saber:Las alumnas desarrollan en el Colegio la pasión por aprender. El gusto por la cultura, la capacidad de investigación, el sentido crítico y creador y el deseo de superación constante las preparan para enfrentar con éxito los estudios superiores en cualquier parte del mundo.
En el vivir: En el Mater Salvatoris no sólo se aprenden en las aulas, sino, sobre todo, en el vivir diario. En él se forja la persona que será cada niña: una mujer participativa; generosa; autocrítica; amante de los retos; capaz de realizar esfuerzos; amante de la vida, la paz y la libertad; incansable en la entrega a los demás; fiel en la amistad; abierta a todos los valores humanos y cristianos y en constante proceso de crecimiento integral.
El docente: guía hacia la meta.
Debidamente capacitado y en proceso de formación permanente, el docente es quien guía en el camino a nuestras alumnas para que consigan su meta. Está en contacto directo con ellas. Por ello, además de instruirlas, también las forma. Su ejemplo es decisivo, como modelo de exigencia personal, orientada hacia el logro de la excelencia en la propia actividad.
Son características de nuestros maestros y profesores: La permanente actualización curricular y pedagógica; la adhesión a la metodología propia del colegio, junto con la creatividad y aportación personal en su aplicación; la implicación en la plena realización de los objetivos para cada alumna, sin escatimar esfuerzos para sacar lo mejor de ellas, y el énfasis en los valores éticos fundamentales, conforme a la filosofía del Colegio Mater Salvatoris.
Además, las alumnas cuentan con el apoyo insustituible de un profesor guía. El profesor guía es el encargado de velar por el conjunto del proceso educativo. A cada alumna le corresponde un docente guía, quien atenderá al adecuado desempeño de su salón de clase y ayudará a sacar lo mejor de cada alumna, acompañando, orientando, recomendando líneas de actuación en estrecha colaboración con sus padres.
La familia: primera y principal educadora.
La familia es la primera y principal educadora de cada niña, el ámbito de amor, comprensión y seguridad en el que cada una tiene su lugar. Conscientes de esto, en el Colegio asumimos una misión subsidiaria, en colaboración ininterrumpida con los padres y representantes.
Por otra parte, sabemos que las alumnas van a pasar en el Colegio los años más importantes de su formación y primera socialización. Por ello, nos comprometemos a proporcionarles una formación integral: intelectual, humana y espiritual, que cultive todos los ámbitos de su personalidad. Así, el Colegio se constituye en prolongación de la acción de la familia.
Para lograr este objetivo, es insustituible el compromiso de los padres de las niñas. Estos tendrán presente que el amor no consiste sólo en dar cosas a sus hijas, sino, sobre todo, en ayudarlas a crecer. Por ello, es imprescindible su cariño, su diálogo sincero y confiado con sus hijas, su atención a sus inquietudes y aspiraciones, su preocupación por conocer sus amistades y su compromiso de establecer normas de conducta.
Dios: el que da sentido a nuestra vida y sociedad.
La juventud es la época más hermosa de la vida, porque es la etapa del descubrimiento personal de la realidad. En la medida en que va creciendo en todos los saberes, a la alumna se le plantea un doble reto: el de alcanzar una comprensión integral de la realidad y el de dar un destino a su capacidad de entrega personal. Es el momento del proyecto de vida.
Este proyecto, ilusionante y personal como ningún otro, sólo alcanza su verdadera medida si se orienta desde Dios. Arraigadas en su fe católica, en la conciencia de ser definitivamente amadas por Dios y llamadas por Él a una misión en la sociedad, las alumnas de Mater Salvatoris no proyectan su vida en el vacío, sino en el marco de un horizonte incomparable: el de la realidad en toda su hondura y plenitud.
Por esto, la formación religiosa es el eje transversal primordial de nuestro modelo educativo. El Colegio busca facilitar a cada miembro de la comunidad educativa el encuentro personal con Jesucristo y con la Iglesia, de manera que transforme su vida, llenándola de sentido, y pueda ser fermento de una sociedad más humana y cristiana.
El entorno: todo suma.
Cuando se trata de personas, nada es indiferente. Todo lo que nos rodea en el colegio ayuda al aprendizaje. Por eso, en el Mater Salvatoris, buscamos:
Un clima de cordialidad en toda la comunidad educativa, que favorezca la atención a la diversidad de culturas, de personas y de atribuciones, en un proceso que favorezca la búsqueda del bien común.
Una atención a los problemas y necesidades sociales. Educar es forjar los posibles líderes del mañana. Por eso, en el Mater Salvatoris suscitamos en nuestras alumnas la sensibilidad hacia la dignidad humana y las necesidades de las clases más desposeídas. Así podrán asumir, en actitud de servicio, la realidad de su entorno y realizar un aporte significativo a la sociedad.
Un espacio privilegiado y un entorno natural. Para el crecimiento armónico y equilibrado de nuestras alumnas, es importante el contacto con la naturaleza. Los parques, jardines, patios, zonas y actividades deportivas, etc., todo está dirigido a promover un mejoramiento personal y comunitario.
“Un Colegio que prolonga la acción educativa de la familia”.