«El Colegio es la base sobre la cual construimos el resto de nuestro camino.» 

«Mi experiencia en el Colegio es una de las memorias mas bonitas que tengo de mi infancia (y adolescencia) y sobretodo de mis años en Venezuela. Creo firmemente que las bases que crean en el colegio son las que nos permiten llegar a donde queramos. Es una perfecta combinación entre una educación académica de altísimo nivel y exigencia con una formación religiosa y moral que nos acompaña para el resto de nuestras vidas. Las amigas y compañeras del colegio se convierten en hermanas adoptivas que, aunque a veces no nos veamos por mucho tiempo, siempre tendremos una conexión muy especial que es nuestro Colegio Mater Salvatoris y nuestra Virgencita del Colegio».

«El Mater ha sido la razón, base y fundamento de lo que hoy soy y lo que seré» 

«Mi colegio es la incansable voz en mi cabeza que me repite que soy una mujer íntegra y, como tal, debo tener grandes ideales, apuntar alto. Porque toda meta se puede lograr con esfuerzo y gracia de Dios. Mi colegio me hace querer ser mejor cada día y hacer más, tanto en cantidad como en calidad. Me enseñó a tener pasatiempos que alimenten en alma. Me hizo sensible a las realidades del mundo. Los escenarios más tristes me los mostró con ojos amables para que no causaran escándalo, sino que me hicieran sensible y determinada a hacer algo para remediar el sufrimiento de los demás. Me enseñó que no hay medias cosas: lo que se empieza se termina; un ingeniero calcula bien y escribe correctamente; se es toda de Dios y de la Virgen, en todo y para todo, no en ciertas circunstancias. Mi colegio me enseñó sobre la alegría detrás de los triunfos y de las derrotas. Me enseñó que se puede ser feliz aún en la tristeza porque las lágrimas se secan, pero la esperanza permanece. Me enseñó a despilfarrar sonrisas y ahorrar en juicios. Junto a la Congregación Mariana, entre muchas cosas, compartí el amor a la naturaleza y admiración por lo bueno que ha hecho el hombre y lo que ha hecho Dios. Me enseñó a respetar y a rezar al menos 3 ave marías cada día antes de dormir. Todo esto me quitó el miedo a los retos, me impulsó a terminar con éxito la carrera de Ingeniero Químico y luego el Master en Energías Renovables en Alemania y Francia. Me preparó para un mercado de trabajo que exige cada vez más competencias personales y no sólo técnicas. Me ha motivado a conocer el mundo, aprender muchos idiomas para acercarme y entender a la gente. Difícil sería responder ¿qué no me dio el Mater?»

«El Mater me ha enseñado a ser cuidadosa en todo el trabajo que hago, haciendo todo con pasión y dedicación». 

«A pesar de haberme graduado hace unos años cada vez que pienso en mi colegio quiero volver. Mi colegio me hizo quien soy. Me dio excelentes herramientas para ser una buena estudiante universitaria, me enseño virtudes para ser excelente persona. El Mater me dio amigas que conservo para toda la vida y en quienes puedo contar así estemos a Km de distancia. Tengo recuerdos increíbles de mis años en el colegio que estarán conmigo para siempre. Lo mas importante es que me dio un lazo con Dios y la Virgen inquebrantable y por esto estaré eternamente agradecida».

«El Mater marcó mi vida». 

«Desde la manera en la que escribo, hasta la ética de trabajo que mi colegio me inculcó , el Mater marcó mi vida y no podría estar más agradecida. En mi colegio encontré una familia en la cual confiar, valores que definen mi día a día y una manera de vivir la vida que ningún otro lugar me ha enseñado. Mi amor hacia mi religión y mi recordatorio diario de actuar siempre A Mayor Gloria de Dios es un fruto de la formación que mi colegio me ofreció; y las oportunidades que he tenido no habrían sido posibles sin las herramientas que el colegio se asegura de enseñar a cada una de sus estudiantes. Gracias al Mater tengo las metas, tanto académicas como personales, que tengo. Gracias al Mater soy la persona que soy».

«Pude disfrutar del Mater como nadie». 

«Cada día agradezco que pude disfrutar del Mater como nadie, fui deportista, del centro de estudiantes, del MUN, guitarrista, de congre, delegada, mejor amiga del salón, niña mater, gaitera y todo en lo que se podía participar, me anotaba. Pero había algo más allá que simplemente participar. Me sentía bien y en familia haciéndolo con todas mis compañeras. Para mi el colegio no era una segunda casa, era mi casa. El Mater además de prepararme con las mejores bases sobre conocimientos de diversas ciencias, ya sean sociales o científicas, me hizo abrir los ojos y a realmente mirar lo que hay a mi alrededor, a ver lo que muchos no son capaces y sobretodo, a ser sensibles al mundo. Con todos los avances y desastres que han ocurrido, ya parece normal que aunque seamos humanos, no actuemos como uno; sin embargo el colegio me hizo ver que si es posible, que es el camino más difícil, pero es el que vale la pena. Es verdad que muchas pasan y no sienten, ni viven el colegio como lo hice yo, y también es normal, pero gracias al colegio llegué a conocer lo más grande e importante que tengo en mi vida: Dios y la Virgen. Además me dio a las mejores compañeras de promoción que alguien pueda pedir, y aunque la gran mayoría estamos regadas por el mundo, la amistad que nos une es de las que no importa el tiempo, la distancia, ni nada, porque nos unió algo que no tiene fin».

«Estudiar en el Mater ha sido una de las mejores experiencias de mi vida». 

» Fue el lugar donde conocí a algunas de mis grandes amistades, donde me dieron la oportunidad de vivir experiencias espirituales increíbles como las Jornadas Mundiales con el Papa y el Camino de Santiago, y es un lugar que hasta el día de hoy considero uno de mis hogares. A pesar de la distancia y el tiempo, sé que mi colegio siempre tendrá las puertas abiertas para mí. Gracias a los valores que me inculcaron en el colegio, he podido destacarme tanto en mis estudios como en mi vida profesional en el exterior. Y es por eso que siempre le estará agradecida a mis profesores y a las madres del colegio. A pesar de haberme graduado hace unos años, el orgullo que siento de haber estudiado en el Mater Salvatoris sigue siendo el mismo, y siempre tendré cosas buenas que decir de mi colegio.»

«El Mater es el lugar en donde adquieres los conocimientos necesarios para enfrentar la vida.» 

«Gracias a mi colegio Mater Salvatoris he logrado tener una formación académica y religiosa de alto nivel, que junto con las enseñanzas de mi hogar, me han permitido ser una excelente profesional y al mismo tiempo formar una familia. Más allá de los conocimientos que aprendí en el colegio, ahí hice a mis verdaderas amigas, las que me acompañan hoy en día. Ahí viví experiencias inolvidables llenas de muchos sentimientos que me ayudaron a crecer y llegar a ser la persona que soy hoy día. Definitivamente el Mater Salvatoris es para mí es el mejor colegio».

«Mi lugar feliz» 

«Una vez en el trabajo, una paciente me dijo que se notaba que era del Mater: cosas subrayadas, y sobre todo por la letra…y cuando alguien logra reconocerte por tu colegio, da una sensación muy agradable. Pero es mejor aún cuando no sólo es tu letra, o tus cuadernos organizados con títulos y lleno de colores, sino por ese afecto tan particular hacia la Virgen que aprendemos desde pequeñas. Es verdad que en mi casa aprendí a rezar, pero esa cercanía a la Virgen la aprendí en el colegio. Gracias al Mater considero que todos los valores que vienen de casa se arraigaron; nuestra educación no es simplemente académica, va más allá. Una vez al año nombran a una «niña Mater» de cada salón, pero al final todas las que salimos del colegio lo somos. El colegio me dio muchísimas amigas, que hoy en día aunque separadas por distintas razones y en distintos lugares, seguimos unidas gracias al colegio y a nuestra Virgen Mater Salvatoris».

«Mi lugar favorito.» 

«El Mater siempre ha sido mi lugar favorito porque en él crecí y moldeé mi personalidad. Allí aprendí a leer y a escribir con la letra redondita que aún conservo, practiqué mi deporte preferido,conocí mi país a través de los múltiples paseos y viajes que hicimos con las monjitas, y encontré a mis mejores amigas con las cuales compartí alegrías e ilusiones, aventuras y desventuras como diría El Quijote. El Mater fue el sitio que me vio crecer a mí y yo a él. A medida que pasaban los años, yo me acercaba a la adolescencia yel cambiaba casas por hermosos edificios. Ambos crecimos juntos hasta llegar a ser lo que somos hoy. Mi Cole fue y será siempre mi lugar favorito y por eso volví y todavía sigo en él».

«¡Es un orgullos ser niña Mater!» 

«Al graduarme del colegio fui consciente de todo lo que me había dado el Mater. Cuando miro atrás después de cada logro, me doy cuenta que el colegio me ha dado una caja de herramientas que me acompaña en cada uno de los aspectos de mi vida y en cada etapa. Una caja llena de valores, de amistades, de formación académica, pero también humana y espiritual. Es esta formación la que nos diferencia como “niñas mater”.En la universidad, en el campo laboral, incluso al cambiar de país llevo conmigo estas herramientas que me ayudan a buscar más, a buscar la excelencia, a cuidar los detalles, a tener a Dios presente en cada momento, a “en todo amar y servir”… No me cansaré de agradecer a mi colegio por todo lo que me ha enseñado y lo que me sigue dando a través de la Congregación Mariana.»

«Para mí el colegio fueron 15 años en los que aprendí a ser mejor cada día» 

«Gracias al Mater soy la mujer que soy hoy, con los valores y características de una niña Mater que nos diferencian del resto. La disciplina, el compañerismo, el respeto a los demás, el trabajo en equipo, la tolerancia y el amor a la Virgen, son sólo una de esas características que cualquier persona que no haya estudiado en el Mater admira en nosotras. Para mí, haber estudiado en el Mater es una bendición que no cambiaría por nada, me siento una persona muy afortunada de haber recibido la educación que el colegio ofrece; como también muy orgullosa de poder decir que me gradué del Mater. Si alguien me preguntara en qué colegio debería meter a su hija, sin pensarlo le diría que en el Mater Salvatoris».

«Me formaron para que a donde vaya defienda mis ideales y a tener argumentos para defenderlos» 

«Para mi el Colegio Mater Salvatoris ha sido un segundo hogar, allí aprendí que «Quién a Dios tiene nada le falta, solo Dios basta», me formaron para que a donde vaya defienda mis ideales y a tener argumentos para defenderlos. Gracias al Colegio, que me brindó mis primeras enseñanzas académicas, he logrado desenvolverme y alcanzar muchas metas a nivel profesional. Tener buenas bases en mi formación académica sumado a un profundo amor por la Virgen, me hacen en gran medida ser quién soy. En el colegio crecí con chicas de un gran corazón, que ahora son hermanas y he ganado una familia (La Congregación Mariana) que sin importar el tiempo que tengamos sin vernos, siempre estamos para apoyarnos».

«Valores, principios y amistades para siempre» 

«Todo lo que aprendí en el Mater marcó mi vida para siempre. Hoy en día tengo la bendición de tener una familia e intento poner en práctica todo lo que me enseñaron. Aprendí con la madre Baró que en el matrimonio se casan tres: Mujer, hombre y Dios. Siempre tengo a Dios presente en mi familia y a la Santísima Virgen como ejemplo a seguir de madre y esposa. Así mismo como lo aprendí en el colegio se los enseño a mis hijos. Amo a mi colegio y estaré siempre agradecida a Dios por haberme dado la oportunidad de haber estudiado allí».